Ayer Irene y un servidor nos hicimos los aproximadamente ochocientos mil kilómetros que nos separan de la casa de sus abuelos. Por fortuna, el Transiberiano los cubre en apenas media hora. Además de otras maravillas, Irene pudo ver por primera vez…
— Qué pantalla de ordenador tan grande, ¿no papá? Pero tiene algo raro…
— ¿Qué, cariño?
— ¿Dónde está el teclado?
— No tiene, mi amor. No es un ordenador, es una televisión.
— ¿Una telequé?
— Televisión, se parece a una pantalla de ordenador, pero… no sé cómo explicártelo. Déjame que lo encienda.
— ¿Qué tiene, linux?
— No. Espera y mira.
— Ah, según arranca, ha saltado el xine y ha cargado un archivo o un DVD, ¿no, papá?
— No… Mira…
— Ah, claro, es algo de youtube…
— No, en una tele no hay conexión a internet, y ésta no tiene archivos ni DVD…
— Entonces, ¿qué imágenes salen? ¿Al azar?
— No. Las que deciden unos señores, que se llaman productores de televisión.
— ¡¿Y no puedes elegir lo que ves?!
— Bueno, puedes cambiar de cadena, hay unas pocas. Mira, aquí están los Simpson…
— No entiendo. ¿Por qué alguien iba a querer un ordenador en el que no puedes elegir de verdad lo que ves?
— Pues porque no había otra opción.
— Ah. Entonces la gente ya no usa estos ordenadores incompletos, ¿no?
— Bueno, ahora empieza la parte confusa…
Le estuve contando a Irene sobre el control social ejercido por la televisión. Los que mandan temen el tiempo libre de los que son mandados. Al principio de la revolución industrial este tiempo libre era muy reducido, pero a medida que los logros sindicales lo hicieron mayor fue necesario difundir usos productivos del mismo, como el alcohol, el fútbol o, finalmente, la televisión. El ordenador personal, internet, las redes p2p… son desarrollos tecnológicos que se han escapado de las manos de los de arriba. Propician, para mucha gente, un ocio inteligente. Con sus horas libres, que hace veinte años habría dedicado a ver la tele, la gente escribe en blogs, dibuja web-comics, contribuye a wikipedia… e incluso quien es más voyeur que exhibicionista, puede elegir los contenidos culturales que desea.
No pueden luchar contra la creatividad por internet, pero pueden luchar contra las redes p2p. ¿Por la pérdida de ingresos de las distribuidoras? Sí, también. Pero, sobre todo, porque van a hundir la tele.
¿Qué opináis?
Si queréis leer más: aquí se discute el concepto de superávit cognitivo, a partir del libro «Here comes everybody», de Clay Shirky, que me anoto en mi (abultada) lista de lectura…
Guau, Irene está muy avanzada para la edad que tiene, la mezcla de genes, supongo… Los Supernenes aceptaron la tele como una forma más de sacarle a sus Superabuelos aquello que quieren: chocolates, juguetes, «animales dibujados»…
Y para mi desgracia, parecen hipnotizados cuando los pones delante… Yo sigo empeñada en formarles una cultura de la selección y que no se tragen cualquier cosa, sino que decidan (por supuesto, soy fan de la tele a la carta, pero a la carta de verdad, ya lo has leido en mi blog), pero encima mis Superpadres me acusan de «rara» y de «martirizar a sus pobres nietos con mis rarezas»… En fin…
Un supersaludo
Lo de Irene es una anomalía biológico-histórico-psicológica de proporciones gigantescas. Es muy compleja esta combinación de cambiar pañales, amamantamiento y discusiones metafísicas… Pero, en cualquier caso, SW, la tele à la carte se parece mucho a un ordenador… >^_^<
Pero ¿de verdad crees que todo eso que dices ha escapado del control de los de arriba?
Me diras que Microsoft, Apple y Red Hat no son tentaculos del de Arriba…
Yvi, la tele en la supercasa ES un ordenador…
Un supersaludo
SW, vuestra casa está diez años en el futuro… 🙂
Erynus: la brecha que se ha abierto entre los de arriba es que el fomento de internet va, a corto plazo, en provecho de algunos y, a largo, en detrimento de todos. Una misma empresa puede estar dividida, como Sony, donde los departamentos de hardware llevan años en liza con los de «contenidos». ¿Qué sería de Telefónica sin el p2p? No venderían ni un ADSL más… Esa batalla es contenida mientras haya beneficios para todos, pero ay del día en que caigan de verdad las ventas…
A lo largo de la historia, la tecnología se ha vuelto mil veces contra la clase dominante… y ha generado una nueva clase dominante. No sé si esta vez será también así…